Artículo destacado, 21 de julio 2020

La semana pasada, TMS publicó un artículo de Charles P. Webel y Sofia Khaydari titulado Hacia una ética global de la no-violencia.

Al leer el artículo me di cuenta que, a pesar de que reconocen estar desilusionados con las Naciones Unidas, aún creen que la ONU es una organización que busca la paz. Jamás he creído eso y les explicaré porqué. En 1960 me fui a vivir Ginebra, y residí allí hasta que me mudé a Londres en 1967. Pasé esos 7 años en contacto estrecho con muchos trabajadores, políticos y diplomáticos de la ONU, sus secretarias, traductores e intérpretes.

Debido a todas las conversaciones que escuché en ese período, y los conflictos armados que sucedieron en diversos países durante mi estadía en Ginebra, llegué a la conclusión de que la ONU es un Club de Naciones donde se reúnen en privado individuos de países que venden armas con individuos de países que compran armas, para hacer “negocios”.

Conocí a personas que mejoraron su nivel de vida gracias al conflicto vasco, la insurgencia en Tirol del Sur, el resurgimiento del IRA en Irlanda del Norte y los preparativos para el golpe de Estado de 1967 en Grecia. También fui testigo de cómo fueron planeados los conflictos civiles de una larga lista de países como Angola, Chad, Nigeria y Papúa Nueva Guinea. Presencié algunos de los negocios bélicos de la Guerra de Vietnam (digo “algunos” porque la mayor parte de esta operación inmoral se realizó desde la sede de la ONU en Nueva York), y del enfrentamiento de 3 años entre Indonesia y Malasia.

Cada vez que se realizaba una Asamblea General, siempre me asombraba – y me causaba gracia – cómo, frente a los periodistas, cada embajador de la ONU hacía de “salvador de mi país” y el Secretario General hacía de “salvador del mundo”.

Por supuesto, no me sorprendió que la ONU fuera una institución tan agresiva, ni bien me enteré que la organización había surgido en Estados Unidos (San Francisco), apenas tres meses después de que ese país haya matado alegremente a casi un cuarto de millón de personas inocentes en Japón.

La belicosidad de la ONU me resultó aún menos sorpresiva cuando supe que los EE.UU. eran miembro permanente del Consejo de Seguridad. Esto me llevó a considerar “variaciones” para su terminología institucional:

  • ONU: Organización de Necrólogos Unidos
  • Fuerzas de Seguridad: Fuerzas de Inseguridad
  • Alto Comisionado para los Derechos Humanos: Alto Comisionado para el Abuso de los Derechos Humanos
  • Alto Comisionado para los Refugiados: Alto Comisionado para la Creación de Refugiados

La UNESCO, como organización científica y cultural, es responsable de buena parte de los modernos juguetes para matar que el mundo tiene a su disposición, y buena parte del analfabetismo y del deterioro en el nivel de educación mundial.

Para resumir, mi postura es que, mientras sigamos viviendo en un mundo militarizado, hablar sobre la Paz por medio de una Ética Global no irá más allá de eso, de las “palabras”. No hay casi nada menos ético que matar gente, y sin embargo el mundo acepta la existencia de los ejércitos, que son especialmente entrenados para torturar o matar personas que nunca conocieron. Y cuánto mayores son sus “matanzas inmorales”, la humanidad ha sido educada a llamarlos “héroes”.

En un mundo militarizado, Ética Global pasa a ser Inmoralidad Global.

En su artículo, Charles P. Webel menciona los artículos 28 y 29 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU; ambos demuestran claramente porqué la ONU no es lo que dice ser. Al posibilitar que los países miembros organicen y patrocinen guerras, tanto civiles como internacionales, la ONU está asegurando que “toda persona NO tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.”. Entre los “derechos proclamados” están el a) derecho a la vida, b) derecho a la vivienda, c) derecho a la educación, d) derecho a la libertad de religión, e) derecho a buscar y disfrutar de asilo en cualquier país, f) derecho a la libertad, etc.

Al aceptar a las Fuerzas Armadas y el Comercio de Armas, la ONU produce millones de muertos, por balas y bombas, así como por hambre y falta de atención médica. Produce millones de analfabetos por falta de escuelas y maestros. Todo porque la ONU acepta que los estados gasten la mayor parte de su presupuesto en las Fuerzas Armadas. De hecho, el edificio de la ONU existe para que los embajadores se reúnan en privado y “negocien”. Así es cómo la “ayuda” internacional termina siendo “asistencia para comprar armas, explosivos, misiles, vehículos militares, uniformes militares, etc.”.

La Organización de Naciones Unidas NO es lo que se le muestra al mundo en sus ampliamente difundidas Asambleas Generales. Es un NIDO de traficantes de armas, petróleo, oro, diamantes, drogas y personas. El artículo 29 dice “Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.”. Hermosas palabras, pero la ONU acepta que millones, en contra de su voluntad o elección, sean instruidos por sus gobiernos para aprender a matar y luego ser enviados a participar de matanzas y también a morir. ¿Qué posibilidades de DESARROLLO PLENO les ha dado al millón y medio de niños que mueren por desnutrición o falta de atención médica? ¿Y los millones que mueren jóvenes por balas, bombas, granadas, minas, lanzamisiles, etc.? ¿Qué posibilidades les ha dado la ONU para “desarrollar libre y plenamente su personalidad”?

¿Y el derecho a vivir en PAZ? ¿El derecho a buscar y disfrutar de asilo en cualquier país? No estoy al tanto de las cifras más recientes, pero, hacia fines del 2018, llegamos a tener 70,8 millones de personas a nivel mundial que se vieron forzadas a abandonar sus hogares a causa de persecuciones y conflictos – que fueron TODOS organizados por países miembros de la ONU. Entre estas personas habían cerca de 30 millones de refugiados, de los cuales más de la mitad eran menores de edad.

La Declaración de Derechos Humanos de la ONU siempre dice “TODA PERSONA…”; se espera que el “ciudadano” sea el responsable de “asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.”, mientras que la ONU asegura “el abuso de nuestros derechos y libertades”. Los países miembros de la ONU “satisfacen las justas exigencias de la INMORALIDAD”, al crear desorden público, guerras y sociedades antidemocráticas. La mayoría de los dictadores africanos y latinoamericanos fueron elegidos y apoyados por los principales países miembro de la ONU. Está todo documentado, para quién le interese la VERDAD.

Alberto Portugheis
Presidente de HUFUD