Usted dice: “Hay intereses económicos y de seguridad nacional vitales a los Estados Unidos en Hong Kong que están siendo seriamente amenazados”.
Además de la “dominación de espectro completo”, anunciada por Dwight Eisenhower, los Estados Unidos tienden a distraer a la población de sus problemas internos ofreciéndoles guerras en tierras lejanas.
Hace unos 2 o 3 años, instigados por los Estados Unidos, China (hasta ese entonces sin bases militares fuera de su territorio; mientras que EE. UU. tiene unas mil bases, la mitad de ellas con capacidad nuclear) instaló una base militar en Yibuti. Y, debido a la presión de los EE. UU. para que jueguen el rol de “enemigo”, China está considerando instalar una base en Paquistán, sobre todo después del desalojo de bases norteamericanas a raíz del ataque aéreo que mató a 24 paquistaníes.
Lo cómico de esta base china en Yibuti es que, cerca de la misma y en ese mismo país, ¡hay bases militares estadounidenses, francesas y japonesas! Todos se conocen, y comen y beben juntos en armonía, mientras sus políticos y diplomáticos planean y negocian “juegos de guerra” para mantener viva a la industria militar. No puedo imaginar una situación más absurda. Y me hierve la sangre ver a millones de personas aceptando que sus políticos les mientan y laven el cerebro, a favor de esta actividad inmoral: organizar guerras para ganar dinero, poder, fama.
Los militares en Yibuti me recuerdan a los estudiantes indios y paquistaníes de la academia militar británica. Todos eran excelentes amigos. Al concluir su formación, intercambiaron direcciones de correo electrónico y teléfonos, se dieron la mano y se abrazaron, mientras se decían que se volverían a ver en Cachemira cuando sus respectivos gobiernos los envíen allí para “jugar a la guerra”.
QUÉ HUMANIDAD ABSURDA, la que permite que los políticos destruyan vidas y nuestro planeta,
Alberto