Estimado John,

BOMBAS NUCLEARES

Aprecio enormemente su investigación y su esfuerzo para lograr que la humanidad se dé cuenta del peligro que corremos si seguimos desarrollando armas nucleares. Me pregunto si podría dedicarle solo un segundo de su tiempo a analizar la peligrosa situación en la cual nos encontramos, desde un punto de vista diferente.

Después de 80 años en este planeta, –mi madre perdió la mitad de su familia en la Primera Guerra Mundial; mi padre perdió tres cuartos de su familia en la Segunda Guerra Mundial; y yo he perdido innumerables amigos y familiares en guerras más localizadas, revoluciones, insurgencias y actos terroristas en distintas partes del mundo, desde el día en que nací hasta ahora– estoy profundamente convencido de que es imposible detener la investigación, producción y uso de armas nucleares mientras que la humanidad crea que las Fuerzas Armadas y todo su arsenal (incluyendo armas nucleares) sirven para disuadir conflictos.

Para mí, el fin de las bombas nucleares sucederá como por arte de magia ni bien hayamos abolido las Fuerzas Armadas, para siempre. Esto conllevaría, de manera intrínseca, el fin de la investigación, producción y comercio militar, el fin de los ejércitos de mercenarios, caudillos militares, países enemigos, el terrorismo, etc. Los políticos no tendrían que mentirnos todo el tiempo, pregonando la paz mientras promueven la guerra, como me lo han señalado varios diplomáticos de Israel, Palestina, Sudán, Paquistán y el Reino Unido.

También tengo la firme convicción de que un mundo desmilitarizado permitiría a los políticos ponerle fin a la muerte prematura, por desnutrición o falta de atención médica, de más de 3 millones de personas por año. Las economías nacionales mejorarían de un día para otro sin el gasto público obsceno que hoy representan las Fuerzas Armadas, sus bases y campañas militares. Es posible.

Le saluda cordialmente,

Alberto
Presidente de HUFUD