Estimados Phillip, Lisa, Reiner, Arielle, Amela, Sean, Eskil y Julia:

Querida familia y amigos de la IPB (Oficina Internacional por la Paz):

Me pueden decir que soy un “aguafiestas”, no me molesta, pero siento que es mi deber, como presidente de HUFUD y miembro de la IPB, decir lo que pienso sobre lo que ustedes consideran un “día histórico” y un “hito hacia el desarme nuclear”.

En primer lugar, aunque 120 países “apoyaron” inicialmente el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, solo fue firmado por 86 países en el 2017, y actualmente solo 51 países ratificaron su apoyo al mismo.

Como podrán ver en el listado más abajo, se trata de países que jamás presentaron una amenaza nuclear para el mundo. Muchos de esos países padecen de pobreza, hambre, enfermedades, falta de vivienda, desempleo y analfabetismo a niveles sin precedentes:

Antigua y Barbuda, Austria, Bangladesh, Belice, Benín, Bolivia, Botsuana, Islas Cook, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Fiyi, Gambia, Guyana, Santa Sede, Honduras, Irlanda, Jamaica, Kazajistán, Kiribati, Laos, Lesoto, Malasia, Maldivas, Malta, México, Namibia, Nauru, Nueva Zelanda, Nicaragua, Nigeria, Niue, Palaos, Palestina, Panamá, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Samoa, San Marino, Sudáfrica, Tailandia, Trinidad y Tobago, Tuvalu, Uruguay, Vanuatu, Venezuela y Vietnam.

Los habitantes de algunos de los países firmantes ni siquiera saben lo que son las armas nucleares. Su afirmación de que “se encuentra allanado el camino hacia un mundo libre de armas nucleares” es, para mí, un sueño inalcanzable mientras que los países que nos han impuesto armas nucleares sigan oponiéndose al tratado. No hay que olvidar que los cinco miembros “permanentes” del Consejo de INSEGURIDAD de las Naciones Unidas son los 5 países nucleares por excelencia: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China.

Y no podemos omitir a Suiza que, además de tener en Ginebra la sede europea de las Naciones Unidas, también se encuentra allí el centro de investigación nuclear de la ONU (la CERN).

Deberíamos preguntarnos “por qué” la mayor parte de Europa, Medio Oriente y Latinoamérica, Canadá, Israel, Australia y Japón se niegan a firmar el Tratado.

Finalmente, suponiendo que, en un mundo ideal, nos deshiciéramos de todas las armas nucleares, ¿les parece que las víctimas de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, los sobrevivientes y sus familias, además de las “generaciones de activistas que han buscado incansablemente generar conciencia en el mundo sobre el impacto humanitario de las armas nucleares”, estarían felices con las millones de muertes anuales provocadas por el uso de ametralladoras, balas, granadas, minas, bombas, misiles, torpedos, rayos láser y tortura? ¿O que no tendrían problema con que más de 3 millones de personas (la mitad niños menores de 5 años) mueran todos los años de hambre o falta de atención médica porque los gobiernos son obligados por la industria militar a gastar sus reservas o préstamos en esos ya mencionados Juguetes de la Muerte? Todos aquellos amantes de la paz y activistas, ¿estarían contentos con los casi 70 millones de refugiados y los más de 10 millones de esclavos creados por la industria militar “tradicional” sin fabricar o arrojar una sola bomba nuclear?

El diplomático Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, dice lo que generaciones de Secretarios Generales de la ONU han dicho durante los últimos 75 años, que es “un compromiso significativo hacia la eliminación total de las armas nucleares, que sigue siendo la máxima prioridad de la agenda de desarme de las Naciones Unidas”. La expresión “clave” es “sigue siendo”. Todo secretario de la ONU necesita poder continuar usándola.

Para concluir, aclaro que soy un optimista y creo que la paz en el mundo es posible, pero solo ocurrirá después de que logremos la Abolición UNIVERSAL del Militarismo. El día que los políticos ya no dispongan de fuerzas armadas para organizar guerras, que únicamente responden a intereses oscuros, recién entonces tendremos paz, justicia e igualdad.

Les agradezco cualquier comentario,

En paz,

Alberto Portugheis
Presidente de HUFUD