Este artículo está basado en una carta abierta que escribí dirigida a los miembros de UNFOLD ZERO el 2 de septiembre del 2020. Para quienes desconocen dicha organización, aquí va una pequeña introducción:

UNFOLD ZERO es un proyecto de PragueVision, PNND (Parlamentarios por la No-Proliferación y el Desarme Nuclear), Mayors for Peace (Alcaldes por la Paz), Aotearoa Lawyers for Peace (Abogados por la Paz de Nueva Zelanda), y el Global Security Institute. El proyecto busca desplegar el camino hacia la eliminación total de armas nucleares con pasos y medidas eficaces.

Hasta acá el proyecto suena maravilloso y tiene todo mi apoyo. Estoy seguro de que todos ustedes estarán de acuerdo; es una gran iniciativa. Mi problema, y lo que me preocupa considerablemente, surge cuando leo de qué depende UNFOLD ZERO para lograr sus objetivos: la Asamblea General de la ONU, el Consejo de Seguridad de la ONU, el Secretario General de la ONU y otros organismos de la ONU.

El bien intencionado grupo de UNFOLD ZERO cree que las Naciones Unidas proporciona “el entorno principal para que la comunidad internacional lleve adelante la obligación colectiva y el bien común global de alcanzar un mundo libre de armas nucleares”. Aquí me gustaría añadir que, a diferencia de la mayoría de los movimientos u organizaciones antinucleares, UNFOLD ZERO también se vincula con plataformas como la mía, HUFUD (Humanidad Unida para la Desmilitarización Universal), que buscan la abolición de todas las armas, un desarme total.

Mi preocupación tiene su origen en los siete años que viví en Ginebra, Suiza, en contacto estrecho con las Naciones Unidas y con su laboratorio nuclear, la CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, que en español se conoce como Organización Europea para la Investigación Nuclear). Los Estados Miembros de la ONU se reunieron primero en la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en París, en diciembre de 1951, y aprobaron una resolución para la creación de un centro de investigación nuclear. Se reunieron de nuevo en la UNESCO, por tres días (del 29 de junio hasta el 1 de julio de 1953), para discutir la iniciativa nuclear y doce países firmaron el acuerdo para establecer dicho centro.

Así nació la CERN.

Algunos de ustedes ya habrán adivinado el porqué de mi preocupación. Básicamente, UNFOLD ZERO espera lograr lo imposible, las NACIONES UNIDAS y la Investigación Nuclear son la misma cosa. Por eso la CERN tiene su sede en Ginebra. Las actividades políticas y nucleares de las Naciones Unidas están tan unidas, que la CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) es ahora un “observador de la ONU”.

En otras palabras, el poder nuclear vigila las actividades de la ONU, y no al revés. Otra cuestión a destacar es la participación de los Estados Unidos, que no iba a quedar “excluido” del club nuclear de la ONU –constando de 22 países europeos, además de Israel– así que ofreció la impresionante suma de $531 millones al proyecto del Gran Colisionador de Hadrones (LHC –Large Hadron Collider), y ahora también forma parte de él. CERN no se involucra (oficialmente) con armas nucleares. Solo estudia el átomo. Y de estos 64 años de estudiar el átomo ¡surgieron todas las armas y plantas nucleares del mundo!

Para finalizar, quisiera decir que, si esperamos que la ONU libre al mundo de las armas nucleares, quien sea el Secretario General de la ONU en 2095 repetirá las palabras dichas este año por Antonio Guterres, solo que cambiaría “75 años” por “150 años”.

“Hace ciento cincuenta años, una sola arma nuclear devastó esta ciudad con niveles indescriptibles de muerte y destrucción. Los efectos persisten hasta el día de hoy. El nacimiento de las Naciones Unidas aquel año terrible de 1945 estará ligado para siempre con la muerte sembrada en Hiroshima y Nagasaki.

Desde sus primeros días y resoluciones, la Organización ha reconocido la necesidad de eliminar por completo las armas nucleares. Sin embargo, seguimos sin lograr ese objetivo. Ciento cincuenta años son demasiados para no haber aprendido que poseer armas nucleares disminuye la seguridad en vez de reforzarla. Hoy, un mundo sin esas armas parece alejarse más y más de nuestro alcance. La red de control de armas, los instrumentos creados durante la Guerra Fría y los años que le siguieron para propiciar la confianza y la transparencia, se está deshilachando.”

Guterres continuó hablando sobre la división, la desconfianza, la competencia, la modernización del armamento nuclear, el riesgo de que las armas nucleares sean utilizadas ya sea intencionalmente, por accidente o un error de cálculo, etc.

Guterres nos recuerda que todos los países con poder nuclear “se han comprometido reiteradamente a la eliminación total de armas nucleares”, pero no nos dice porqué estos países no cumplen con dicho compromiso. No nos dice porqué, siendo jefe de la ONU, no puede “ordenarles” que eliminen sus armas nucleares. Nos dice:

“El Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares es un pilar más del régimen de desarme, y espero que entre en vigor”.

El Tratado fue firmado en julio del 2017 ¡y después de tres años solo puede decir “espero que entre en vigor”! Es casi una broma.

Su segunda broma es “También debemos salvaguardar y fortalecer los instrumentos y políticas de no-proliferación y desarme”, pero no nos dice porqué acepta que los países fabriquen ametralladoras, balas, granadas, bombas, misiles, lanzamisiles, tanques, torpedos, buques de guerra y aviones de combate.

Concluye su mensaje exhortando a la juventud ya que “ha demostrado su poder una y otra vez a favor de la causa por el desarme”, pero no dice que esos millones de jóvenes que hicieron campaña por la paz y el desarme, sobre todo el desarme nuclear, ahora tienen 80 años y no han logrado nada, más allá del desarrollo y producción de armas convencionales, que a esta altura han alcanzado tal grado de sofisticación y poder que podrían volver obsoleto al poder nuclear.

Guterres, al mejor estilo político, agrega:

“Deberíamos escuchar sus propuestas y darles el espacio para que sus voces sean escuchadas”, omitiendo que “sus voces son escuchadas por las masas, que sueñan con la paz, mientras que nosotros, las Naciones Unidas, nos aseguramos de que la paz nunca llegue”.

Las palabras finales de Guterres son:

“Las Naciones Unidas seguirán trabajando con todos aquellos que busquen alcanzar nuestro objetivo común: un mundo libre de armas nucleares.”

Mis últimas palabras para él son:

“Si usted es un hombre de paz, Sr. Antonio Guterres, instaure AHORA un mundo libre de toda arma, nuclear y convencional, un mundo libre de Fuerzas Armadas, para que la humanidad pueda vivir en paz. Las actividades militares generan cada año, solamente en África, más de tres millones de muertos, la mitad de ellos niños menores de cinco años, a causa de desnutrición o falta de atención médica.”

Alberto Portugheis
Presidente de HUFUD