Buenos Aires, Argentina, 1 de diciembre del 2020

Estimada junta directiva de la IPB, queridos amigos por la paz:

No hay nada que nos haría más feliz, a HUFUD y a mí personalmente, que ayudar a la IPB a lograr sus objetivos de “desarme, desarrollo y educación”, pero primero necesitaría determinar cuáles han sido sus logros en los 128 años desde su creación.

Sé que han generado una amplia red global por la paz y la justicia, y que colaboran con sindicatos, movimientos sociales y activistas medioambientales.

También soy consciente de que en estos 128 años hemos sufrido:

• dos guerras mundiales
• cientos de extensas guerras, tanto entre naciones como guerras civiles
• miles de conflictos armados, muchos que aún continúan, con miles de muertos cada día
• el desarrollo de la industria militar
• el aumento de la letalidad
• el aumento de la injusticia (pobreza, falta de vivienda, desempleo, hambre)
• un incremento de las huelgas
• la ampliación del número de refugiados
• el aumento de la deforestación
• la intensificación del cambio climático
• el aumento de la violencia social
• más enfermedades
• la destrucción de muchas economías dependientes del turismo (mucho antes de la irrupción del Covid-19)

También hemos presenciado la creación de ese Club de la Guerra a la que llamamos Organización de las Naciones Unidas, que fue concebida en Estados Unidos, el único país en la historia que ha matado por medio de la energía nuclear –lo cual explica en parte porqué la ONU acordó, durante su reunión en la UNESCO, la creación de su propio centro de investigación nuclear (la CERN), cerca de su sede europea en Ginebra. El modelo de las Naciones Unidas ha inspirado a muchos países a establecer sus propios centros nucleares.

En su mensaje, ustedes declaran que “Sabemos que juntos podemos:”. Pienso lo mismo que ustedes, pero también sé que la paz, la justicia, la igualdad, la educación universal; la erradicación del hambre y la falta de vivienda; controlar el cambio climático, la contaminación del aire y del medioambiente en general; mejorar la investigación en salud y la asistencia sanitaria, y mucho más, podrán lograrse solo después de que liberemos al planeta del militarismo, las fuerzas armadas y la producción militar.

Las ametralladoras, las balas, las minas, las granadas, bombas, misiles y torpedos se producen para matar y solo para matar. Los tanques, los lanzamisiles, los aviones de combate y los buques de guerras se fabrican para destruir vidas y edificios. Como daño colateral, destruyen economías y el medioambiente.

Mis amigos de la IPB, deseo sinceramente que me acompañen y acepten el hecho de que, a menos que exijamos y logremos la Abolición Universal del Militarismo, trabajar por la paz, la justicia y los derechos humanos se volverá una absoluta pérdida de tiempo, energía y dinero.

¡LA PAZ ES POSIBLE!

Alberto Portugheis
Presidente de HUFUD (miembro del IPB)